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En México se presentan fenómenos que tal vez y
no existan en otros países, el comercio de personas es uno de ellos, tal vez y
suene un poco fuerte, pero el comercio de personas puede equipararse a la
esclavitud, practica no permitida por la ley, pero que a todas luces aún en
pleno siglo XXI todavía se hace presente.

La forma más común de comerciar con
personas se da día a día en nuestras fronteras, por un lado están los polleros
que cobran a los emigrantes el conocimiento y la técnica del cruce, estas
personas muchas veces vienen etiquetadas desde países del centro América y en
otras ocasiones de distintos estados de la república, donde un coyote vende los
tramites de pase a otro coyote fronterizo, así se viene formando una cadena
humana de comercio de personas, donde se coluden transportistas, taxistas,
acomodadores, polleros, narcotraficantes y finalmente para  terminar el ciclo están los lavadores de
dinero.

Pero existe otra forma de comercio de personas
que sé esta haciendo cada día presente en nuestras ciudades: el comercio de
trabajadoras domesticas. En este fenómeno se ven involucradas distinguidas
señoras de sociedad las cuales bajo claros esquemas participan en un verdadero
mercado de trabajadoras domesticas, todas ellas importadas de estados pobres
del centro y sur de nuestro país.

Así pues vemos casas de familias “bien”
trabajando no solo una, sino varias muchachas de rasgos indígenas, las cuales
hacen las labores de limpieza, cocina y cuidado de los infantes. Este fenómeno
en si se ha convertido ya en una forma de medir el “estatus” social, en el cual
la que no tenga una “chacha” no esta “in”. Por otro lado el tener trabajadoras
domesticas permite a las señoras del hogar no estar esclavizadas al mismo y
darse más tiempo para el cafecito, la jugada y la “guaguareada” con las amigas.

La cadena empieza, según una fuente muy bien
informada, en el contacto por medio de una trabajadora domestica ya radicada en
la ciudad con otra muchacha de su “pueblo”, ahí comienza la negociación con la
familia de esta persona. Cabe mencionar que el pueblo o comunidad esta casi
siempre hundido en la más vil miseria y la familia por solo unos pesos estaría
más que dispuesta en dejar ir a una boca menos que alimentar y mantener. De ahí
se pacta el transporte, por lo general es recomendado el aéreo ya que se han
dado casos de muchachas que por su ignorancia, analfabetismo y poco mundo se
pierden en el camino.

En la llegada a la cuidad destino, la futura
trabajadora domestica tiene que ser recibida por su patrona, esto es muy
necesario ya que se dan casos de piratería debido a la alta demanda de este
tipo de “mercancía”, esta piratería se puede llevar a cabo en el mismísimo
aeropuerto donde muchas veces son varias las patronas que esperan su “paquete”
y al no llegar pues recurren a ofrecer más dinero a las otras muchachas que ya
vienen con porte pagado.

Una vez que la muchacha se instala en su futuro
hogar, comienza la tarea de domesticación, tal vez y suene fuerte, pero así se
refirió mi fuente con respecto a la educación de la muchacha, educación que no
necesariamente involucra una escuela, sino que tiene que ver con cosas tan
sencillas para usted y para mi como el uso del baño y del objetivo del papel
sanitario. En cuestión de hábitos alimenticios se les enseña a comer carne,
pizzas, hamburguesas y utilizar los cubiertos (generalmente su dieta original
es muy básica: chile, frijoles, maíz), hasta me toco ver como le enseñaban a
agarrar un taco a una muchacha recién llegada.

Desde su llegada comienza la transformación de
la misma persona, se comienza a vestir mejor, ya que generalmente vienen con el
cambio de ropa que traen puesto, duerme bien en una cama acolchonada, tiene un
techo seguro, cómodo y bien refrigerado durante el verano, calientito durante
el invierno.

La gran mayoría recibe una remuneración por su
trabajo, la cual puede variar con el tiempo y las habilidades aprendidas, así
pues comienzan también a mandar dinero a su familia. La paga muchas veces se
incrementa, la demanda de muchachas que no estén “maleadas” lleva a otras
personas a ofrecerles más dinero por sus servicios, lo cual suele ser motivo de
enojos entre señoras las cuales muchas veces no se hablan por años.

El lenguaje de ellas se transforma, algunas
casi no hablan español, después de un año ya platican igual que su patrona, con
el mismo tonito, señas y gestos. Además muchas de ellas asisten a la escuela,
esto cuando bien les va y así aprenden a leer y escribir.

Al preguntarle a mi fuente de información, que
a su vez era patrona de una de estas muchachas (su tercera importación, las
demás se las piratearon sus “amigas” del café), sobre si consideraba esclavitud
y comercio de personas lo que ella hacia, me dio una respuesta negativa, para
ella esto es hacerle un bien a alguien al sacarlo de la miseria, es una
relación ganar-ganar. “La muchacha ofrece sus servicios, se le paga por ello,
hay una derrama económica en su pueblo, la muchacha progresa y sigue adelante
con su vida, vida que no tenia futuro ni presente en su pueblo natal” me
comento la entrevistada.

Pero siempre hay dos caras de la moneda, como
puede ser una patrona buena, también las hay malas, las cuales se aprovechan de
la ignorancia de estas muchachas y las explotan y maltratan vilmente, no les
pagan ni un centavo y a cambio de comida, estancia y techo les piden sus
servicios. También la gran mayoría de estas muchachas son menores de edad,
niñas aun, agravando el problema de explotación.

En si las trabajadoras domésticas representan
un sector de la economía informal que debería ser regulado y vigilado. La
afiliación de estas a seguros de salud básicos, prestaciones básicas que
debieran ofrecer bajo la ley y otros beneficios extras deberían de ser
contemplados por las autoridades, así como también la vigilancia estricta de
que no se comercie con menores de edad, ya que en su pueblo natal prácticamente
las venden.

Las personas buscan siempre el progreso por
naturaleza, pero debemos de evitar la explotación y el comercio de estas
personas que lo buscan. No se vale el argumento de sacar a alguien de la
pobreza extrema para sumirlo en la extrema explotación.

*Publicado el Jueves 25 de Enero del 2001 en la sección editorial de Frente del periódico El Imparcial.