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            Los mexicanos somos buenos para
confundir los cosas, confundimos la luz con la energía eléctrica. “Llego la
luz” dice mi mujer cuando me espanta con los recibos de verano, cuando
realmente utilizamos la energía eléctrica para muchas otras cosas y no
solamente para iluminarnos.

            También somos buenos para inventar
frases jocosas y efectivas. Cuando queremos que alguien salga de nuestra vista
o presupuesto les decimos: “Que te mantenga el gobierno”. Y usamos mucho esta
frase ya que tenemos muy presente los gobiernos paternalistas que mantienen a
los inútiles, los débiles y a los menos aptos.

            Este año el gobierno no puede
mantenernos más. Nuestros diputados federales maniataron al Presidente de la República y le dieron permiso de que colectara
muy poco dinero vía impuestos. Así pues al gobierno no le queda margen
para crecer o hacer nuevas obras y solo se limitara a pagar las deudas de la
nación y las infladas nominas burocráticas.

            Aquí es cuando Presidente voltea a
ver de donde puede agarrar un dinerito extra, sus opciones son las siguientes:
imprimir mas dinero, pedir prestado o recortar sus gastos o favores. La primera
opción esta restringida ya que la maquinita que hace dinero le pertenece al
Banco de México, el cual se rige por variables económicas como inflación, tasas
de interés y tipo de cambio. La segunda opción tiene que estar supervisada por
el congreso, y viendo el presidente como le fue con la reforma fiscal mejor lo
deja como esta. La tercera opción es la mas dura, por un lado tenia que correr
a miles de burócratas que viven del presupuesto, esto causaría desempleo y
miles de marchas al Zócalo, ni pensarlo.

La última válvula de escape es la eliminación
de los subsidios, especialmente los que atañen a la energía eléctrica que
consumimos los mexicanos. En esto estoy de acuerdo, no tenemos porque pagar un
producto o servicio a bajo de su costo, esto produce perdidas a las compañías y
a la larga estas son un lastre para la sociedad. En este caso la CFE es el lastre,
nos cuesta mas de lo que genera y esto tiene que cambiar.

¿Como hacemos mas eficiente a la CFE?, la
eliminación de los subsidios es el primer paso. Luego viene lo más difícil,
abrir la competencia para que la CFE busque por si sola ajustarse reglas de
mercado. Al haber varios ofertantes de “luz” el precio de estos entra en
competencia.

Según los diputados la energía eléctrica
pertenece a la nación (y yo que creía que pertenecía a Edison), aún cuando nos
genera tanta perdidas a los contribuyentes. Pero imagínese si para el Estado de
Sonora se permitiera la entrada de energía de la red eléctrica de Arizona,
donde el kilowatthora cuesta .2650 centavos contra 1.298 en México, los gringos
estarían encantados de entrar a competir con ese precio.

Otra paradoja, los que consumen menos luz son
los que pagan menos por kilowatt, cuando debería ser al revés. En condiciones
normales de mercado las economías de escala funcionan de esta forma, el que mas
consume o compra paga menos por unidad. En el caso de Sonora no deberíamos
exigir la restitución de los subsidios, sino que nos den más barato porque
consumimos más, simple y sencillo.

Finalmente la frase “que te mantenga el
gobierno” caerá muy pronto en desuso ya que el gobierno no estará en
condiciones de mantener a nadie ya que no se puede ni mantener a si solo.

*Publicado el dìa 16 de Febrero del 2002 en la sección editorial de el periódico El Imparcial. En la columna Frente a Frente.

https://blogs.librodearena.com/myfiles/sergiocanovas/chacha.jpg

En México se presentan fenómenos que tal vez y
no existan en otros países, el comercio de personas es uno de ellos, tal vez y
suene un poco fuerte, pero el comercio de personas puede equipararse a la
esclavitud, practica no permitida por la ley, pero que a todas luces aún en
pleno siglo XXI todavía se hace presente.

La forma más común de comerciar con
personas se da día a día en nuestras fronteras, por un lado están los polleros
que cobran a los emigrantes el conocimiento y la técnica del cruce, estas
personas muchas veces vienen etiquetadas desde países del centro América y en
otras ocasiones de distintos estados de la república, donde un coyote vende los
tramites de pase a otro coyote fronterizo, así se viene formando una cadena
humana de comercio de personas, donde se coluden transportistas, taxistas,
acomodadores, polleros, narcotraficantes y finalmente para  terminar el ciclo están los lavadores de
dinero.

Pero existe otra forma de comercio de personas
que sé esta haciendo cada día presente en nuestras ciudades: el comercio de
trabajadoras domesticas. En este fenómeno se ven involucradas distinguidas
señoras de sociedad las cuales bajo claros esquemas participan en un verdadero
mercado de trabajadoras domesticas, todas ellas importadas de estados pobres
del centro y sur de nuestro país.

Así pues vemos casas de familias “bien”
trabajando no solo una, sino varias muchachas de rasgos indígenas, las cuales
hacen las labores de limpieza, cocina y cuidado de los infantes. Este fenómeno
en si se ha convertido ya en una forma de medir el “estatus” social, en el cual
la que no tenga una “chacha” no esta “in”. Por otro lado el tener trabajadoras
domesticas permite a las señoras del hogar no estar esclavizadas al mismo y
darse más tiempo para el cafecito, la jugada y la “guaguareada” con las amigas.

La cadena empieza, según una fuente muy bien
informada, en el contacto por medio de una trabajadora domestica ya radicada en
la ciudad con otra muchacha de su “pueblo”, ahí comienza la negociación con la
familia de esta persona. Cabe mencionar que el pueblo o comunidad esta casi
siempre hundido en la más vil miseria y la familia por solo unos pesos estaría
más que dispuesta en dejar ir a una boca menos que alimentar y mantener. De ahí
se pacta el transporte, por lo general es recomendado el aéreo ya que se han
dado casos de muchachas que por su ignorancia, analfabetismo y poco mundo se
pierden en el camino.

En la llegada a la cuidad destino, la futura
trabajadora domestica tiene que ser recibida por su patrona, esto es muy
necesario ya que se dan casos de piratería debido a la alta demanda de este
tipo de “mercancía”, esta piratería se puede llevar a cabo en el mismísimo
aeropuerto donde muchas veces son varias las patronas que esperan su “paquete”
y al no llegar pues recurren a ofrecer más dinero a las otras muchachas que ya
vienen con porte pagado.

Una vez que la muchacha se instala en su futuro
hogar, comienza la tarea de domesticación, tal vez y suene fuerte, pero así se
refirió mi fuente con respecto a la educación de la muchacha, educación que no
necesariamente involucra una escuela, sino que tiene que ver con cosas tan
sencillas para usted y para mi como el uso del baño y del objetivo del papel
sanitario. En cuestión de hábitos alimenticios se les enseña a comer carne,
pizzas, hamburguesas y utilizar los cubiertos (generalmente su dieta original
es muy básica: chile, frijoles, maíz), hasta me toco ver como le enseñaban a
agarrar un taco a una muchacha recién llegada.

Desde su llegada comienza la transformación de
la misma persona, se comienza a vestir mejor, ya que generalmente vienen con el
cambio de ropa que traen puesto, duerme bien en una cama acolchonada, tiene un
techo seguro, cómodo y bien refrigerado durante el verano, calientito durante
el invierno.

La gran mayoría recibe una remuneración por su
trabajo, la cual puede variar con el tiempo y las habilidades aprendidas, así
pues comienzan también a mandar dinero a su familia. La paga muchas veces se
incrementa, la demanda de muchachas que no estén “maleadas” lleva a otras
personas a ofrecerles más dinero por sus servicios, lo cual suele ser motivo de
enojos entre señoras las cuales muchas veces no se hablan por años.

El lenguaje de ellas se transforma, algunas
casi no hablan español, después de un año ya platican igual que su patrona, con
el mismo tonito, señas y gestos. Además muchas de ellas asisten a la escuela,
esto cuando bien les va y así aprenden a leer y escribir.

Al preguntarle a mi fuente de información, que
a su vez era patrona de una de estas muchachas (su tercera importación, las
demás se las piratearon sus “amigas” del café), sobre si consideraba esclavitud
y comercio de personas lo que ella hacia, me dio una respuesta negativa, para
ella esto es hacerle un bien a alguien al sacarlo de la miseria, es una
relación ganar-ganar. “La muchacha ofrece sus servicios, se le paga por ello,
hay una derrama económica en su pueblo, la muchacha progresa y sigue adelante
con su vida, vida que no tenia futuro ni presente en su pueblo natal” me
comento la entrevistada.

Pero siempre hay dos caras de la moneda, como
puede ser una patrona buena, también las hay malas, las cuales se aprovechan de
la ignorancia de estas muchachas y las explotan y maltratan vilmente, no les
pagan ni un centavo y a cambio de comida, estancia y techo les piden sus
servicios. También la gran mayoría de estas muchachas son menores de edad,
niñas aun, agravando el problema de explotación.

En si las trabajadoras domésticas representan
un sector de la economía informal que debería ser regulado y vigilado. La
afiliación de estas a seguros de salud básicos, prestaciones básicas que
debieran ofrecer bajo la ley y otros beneficios extras deberían de ser
contemplados por las autoridades, así como también la vigilancia estricta de
que no se comercie con menores de edad, ya que en su pueblo natal prácticamente
las venden.

Las personas buscan siempre el progreso por
naturaleza, pero debemos de evitar la explotación y el comercio de estas
personas que lo buscan. No se vale el argumento de sacar a alguien de la
pobreza extrema para sumirlo en la extrema explotación.

*Publicado el Jueves 25 de Enero del 2001 en la sección editorial de Frente del periódico El Imparcial.

De colas y
rabos.

            Tengo que confesarlo ante usted, soy
uno de los pocos miles de mexicanos que paga impuestos. Para ponerlo sencillo,
pago impuesto sobre la renta, el cual grava los ingresos de mi actividad
productiva; impuesto al valor agregado, el cual grava al consumo de mi familia,
empresa y persona; impuesto a la seguridad social, el cual es religiosamente
pagado al IMSS; impuesto a la vivienda, el cual se eroga para el
INFONAVIT;  impuesto de crédito al
salario, el cual grava obviamente al esfuerzo del trabajador, impuestos
especiales como los de autos nuevos, 
importación, los aplicados a los alcoholes y tabacos así como a otros
artículos de lujo y  podría proseguir
aburriéndolo y acongojándolo ya que al parecer mi lista no tiene fin.

            Aun con estos pagos que se elaboran
religiosamente a tiempo y en la cantidad correcta, estoy sujeto a revisiones
frecuentes, auditorias, notificaciones y demás molestias por ser una persona
con actividad productiva que genera empleos y recursos para este país.

            Así como yo pago impuestos, hay
millones de personas en México que no los pagan y aun así exigen que el
gobierno les resuelva los problemas más elementales a los que están sujetos en
su existencia y subsistencia. En materia de impuestos no se aplica el refrán
popular “o todos  coludos o todos
rabones”.

No busco con este articulo segregar por
actividad social, ingresos, raza, credo o partido político, tal y como lo están
buscando hacer muchos legisladores. Los impuestos no deben de ser materia de
segregación.

Lo que si es un hecho, es de que a la hora de
las exigencias, todos lo hacen por parejo, paguen o no impuestos. Por lo
general la voz de la mayoría se impone y la minoría que actualmente somos los
contribuyentes no alcanzamos a ver muchas veces el fruto de nuestros impuestos,
generalmente otros que no pagaron deciden que hacer con ellos.

            El gobierno tiene una tarea difícil
al querer determinar una equidad tanto horizontal como vertical en su gravamen
impositivo. Al decir horizontal me refiero a que sean iguales entre sectores
productivos, al pedir verticalidad se busca que las tasas sean equivalentes en
distintos rangos de ingresos.

            Bajo estas premisas nacen distintas
preguntas, ¿Si yo gano o produzco dos veces lo que gana mi vecino, debo de
pagar el doble de impuestos?, ¿Si mi vecino gana igual que yo pero está en el
sector salud, restaurantero o de transporte y yo en el manufacturero, deberá el
pagar menos que yo debido a que esta en un sector de alimentos o social?.

La respuesta se encuentra en la equidad, todos
debemos de pagar impuestos y todos debemos pagar impuestos por igual. La
actividad manufacturera es tan noble y genera tantos empleos como la actividad
intelectual de un escritor la cual ayuda a la educación y formación del
pensamiento humano.

            La principal meta de los impuestos
es la de transferir recursos de un grupo de la sociedad a otro en formas que no
estorben y a su vez faciliten el logro de metas económicas. Estas
transferencias de recursos facilitan el poder de compra de los individuos y se
debe de buscar que estas transferencias causen el menor daño posible en materia
económica y social.

            En nuestro país desgraciadamente el
grueso de la población no esta acostumbrada a pagar impuestos, existe un
analfabetismo fiscal, la gente no sabe qué impuestos paga, porque los paga y
como se beneficia de ellos o con ellos. Así como pocos pagan impuestos, son
pocas las personas que exigen que se apliquen correcta y eficientemente. Con el
pago de impuestos por cada mexicano productor de bienes y servicios, se tendrá
a una persona consciente y exigente de sus derechos adquiridos por ese pago.

            Es conocido el lamento de siempre: “mis impuestos son para que los políticos se
los roben”, bajo este pretexto se escudan miles de mexicanos para no ejercer
una obligación fiscal. Esta situación debe de cambiar, todos los mexicanos que
gocen de la protección y los beneficios del estado en materia económica deberán
de pagar impuestos.

            Es hora de que a los que si pagamos
se nos haga justicia y se llegue a la tan anhelada equidad. A largo plazo entre
más personas paguen menor será la carga fiscal de todos los mexicanos, a partir
de este esquema todos remaremos el barco y se terminara la carga injusta que se
venía aplicando a unos cuantos.

            Los argumentos hacia una parte de la
reforma fiscal como lo es el IVA en alimentos y medicinas polariza este asunto,
aún así es una injusticia que se desgrave por igual al filete de salmón noruego
que al kilo de frijoles o a la medicina contra la calvicie o arrugas que al
medicamento contra el SIDA o cáncer.

            En la Francia pre-revolucionaria del
monarca Luis XIV, un ministro de finanzas llamado J.B. Colbert definió a las
políticas fiscales como “el arte de desplumar a un ganso hasta obtener la mayor
cantidad de plumas con la menor cantidad de graznidos”.

            En México estamos llenos de gansos
muy emplumados y escuchamos ya los graznidos del desplumadero, el gobierno
quiere engordar sus ya flacas almohadas con más plumas, por lo pronto estaré
seguro de que de mis plumas ya no se van a ocupar por un buen rato y las pocas
que arrancaran con la redistribución de impuestos causaran leves graznidos de
mi persona, la costumbre hace el habito.

Las cosas nunca cambian en nuestro pais.

Articulo publicado en El Imparcial el 12 de Abril de 2001. De colas y rabos.

   https://www.ikaroo.com/noticias_img/19092009_010407_reforma%20impuestos.jpg

El martes de la próxima semana se discutirá el paquete económico entre las discusiones más profundas está lo referente a los nuevos impuestos. Aunque con lo de nuevos no estoy diciendo nada nuevo, siempre se han discutido nuevas reformas, sin temor a equivocarme puedo decir que tenemos la ley de ingresos y egresos más parchada del mundo.

    Hace algunos años, el 24 de marzo de 1997 escribí para mi amigo Ricardo Valenzuela y su Non-Profit  Centro de Estudios Intermex un artículo sobre los impuestos. Años después el 12 de Abril del 2001 escribí para el periódico El Imparcial en la columna editorial De Frente el articulo De colas y rabos.

    Como parte de este blog comenzaré a retomar temas escritos con anterioridad bajo la sección Antología, y cuando tengan que ver con temas actuales los retomaremos en base a la congruencia que tiene que tener todo escritor, editorialista o dueño de pluma de ser apegado a sus palabras y pensamientos siempre.

    Hoy retomaré el artículo escrito en el 97, mañana publicaremos el artículo que esta en el link publicado arriba. Esperaremos al martes a ver el resultado de esta telenovela que son los impuestos en México.

*Artículo publicado el 24 de Marzo de 1997, en el ejemplar número 15 de la Carta Intermex.

IMPUESTOS: CRITERIOS Y REALIDADES.

          *Sergio J. Zaragoza S.

          Antes de comenzar este
artículo quisiera aclarar algo: No soy economista, ni banquero, ni funcionario público,
soy una persona que paga impuestos, tengo mi propia empresa la cual cada
trimestre tiene que hacer cheques a nombre de la tesorería de la federación,
tiene que pagar impuesto al valor agregado, impuesto al activo, impuesto sobre
la renta, impuesto de tenencia, impuesto predial, impuesto de crédito al
salario, impuesto de seguridad social (en manos de gobierno), impuesto sobre
autos nuevos, impuestos de importación, etc., etc., etc., la lista es larga y
no tengo porque aburrirlos con ella.

          Primero me gustaría
comenzar con la definición de impuesto:  imposición,
gravamen, fuerza coercitiva; lo impuesto no es voluntario, es afuerzas.  J.B. Colbert, ministro francés de finanzas de
la pre-revolucionaria monarquía de Luis XIV, resumió los impuestos de la
siguiente forma: “El arte de los impuestos consiste en desplumar un ganso hasta
obtener la mayor cantidad de plumas con la menor cantidad posible de
graznidos”.

          El senador Russell Long
(D.-La.) defino la política impositiva de la siguiente forma: “No pongas
impuestos en ti, no pongas impuestos en mi, aplícaselos al individuo detrás del
árbol” (traducción de: Don’t tax you, don’t tax me, tax that fellow behind the
three).

          Pero las definiciones más
convenientes no son en gran parte las de los políticos, sino las del pueblo,
sobre el cual recaen los impuestos: “Los impuestos son en su gran mayoría un
robo”, “El gobierno es el único individuo facultado con una licencia para robar
legalmente a través de los impuestos”, “Mi socio mayoritario es el gobierno”.

          La función principal de
los impuestos es la de proveer de recursos al gobierno para que este cumpla con
la cabal distribución de los mismos, ya sea para el pago de nominas de burócratas,
la prestación de servicios que normalmente no aplicaría la ciudadanía
(carreteras, escuelas, casas para el pobre, welfare) y la distribución de la
riqueza. Aún así el impuesto se ratifica como un pago involuntario para apoyar
la provisión colectiva de ciertos bienes y servicios, no un precio a pagar por
los mismos.

          Para la recabación de
impuestos debe de existir una política fiscal, la cual describen los
economistas George Break y Joseph Pechman: “La principal meta de la acción
fiscal es la de transferir recursos de un grupo de la sociedad a otro, en
formas que no estorben y a su vez faciliten el logro de otras metas económicas”.
Esta transferencias de recursos se simplifican con la transferencia de poder de
compra, ya sea dentro del sector privado o del sector público. La política
fiscal busca estos cambios con el menor daño posible en materia económica y
social.

          El entrar en criterios
para juzgar las tasas de impuestos, seria meterme en camisa de once varas (un
problema hasta para el gobierno). Pero el maestro de maestros en economía nos
da una lección en su libro Wealth of Nations (1776), donde Adam Smith propone
cuatro criterios estándar que deben de guiar los impuestos en una economía de
mercado:

          a) Los individuos de cada
estado (nación) deben de contribuir en el apoyo a sus gobiernos, en la manera más
cercana posible y en proporción a sus habilidades, esto, en proporción a sus
ingresos que cada uno de ellos disfrutan bajo la protección del estado.

          b)El impuesto que cada
individuo deberá de pagar, será exacto, no arbitrario. El tiempo para pagar, la
manera de pagar, la cantidad a pagar, estas deberán de ser claras y sencillas
para el contribuyente y para todas las personas.

          c) Cada impuesto debera
ser recolectado en la manera y en el tiempo que sea más conveniente para el
contribuyente.

          d) El impuesto deberá de
ser concebido de una manera que tome poco y mantenga poco fuera de las bolsas
de las personas, esto arriba y sobre lo que ingrese a la tesorería publica del
estado. Un impuesto podrá tomar más y mantener más, fuera de los bolsillos de
las personas  que de lo que ingresa a la tesorería
publica de las siguientes maneras:

                   i) El cobro del
mismo solicitará un gran numero de personas, cuyos salarios se “comerán” una
gran parte del producto de los impuestos, y cuyos prerequisitos pueden imponer
otro impuesto adicional a la gente.

                   ii) Podrá
obstruir en la industria y desilusionar al empresario de aplicar en ciertas
formas y maneras que puedan dar mantenimiento y empleo a grandes multitudes.

                   iii) Debido a los
castigos y penalidades que obtienen aquellos infortunados individuos que
incurren o atentan sin éxito el evadir impuestos, podrá llevarlos
frecuentemente a la ruina y quiebra y por ende poner un alto al crecimiento y beneficio
de la comunidad, beneficio que se hubiera obtenido con el uso de esos
capitales.

                   iv) Sujetando a
las personas y empresas a continuas y odiosas visitas de examinación y revisión
por parte de los recolectores de impuestos, esto podría exponerlos a problemas innecesarios,
vejación, y opresión: aún tomando en cuenta que la vejación no es estrictamente
hablando un gasto, es ciertamente equiparable a un gasto que cualquier hombre
quisiera evitar sobre si mismo.

          En resumen: equidad, eficiencia
en los efectos económicos, costo de recolección (costo al gobierno e impacto en
el contribuyente), y consecuencia en los ingresos.

          Así pues los gobiernos se
exponen a problemas sociales, económicos y políticos con las políticas fiscales
que ellos lleven a la práctica. Para ellos no es fácil determinar una equidad
tanto horizontal como vertical. Es decir horizontal para que se apliquen tasas
iguales en sectores iguales, como vertical para que se apliquen tasas
equivalentes en distintos rangos de ingresos. Nacen preguntas como la
siguiente, ¿si yo gano dos veces más que mi vecino, deberé pagar dos veces más
de impuestos que el?, o ¿si mi vecino gana igual que yo, pero esta en el sector
salud y yo en el manufacturero, paga los mismos impuestos que yo, o paga menos
debido a que está en un sector social?.

          Debido a la amplitud de
criterios y políticas fiscales, tenemos una gran variedad  de los mismos a niveles internacionales. En Arabia
Saudita y algunos países donde reinan jeques árabes y emires, los impuestos no
son conocidos, la gente puede poner empresas de distintos rangos, y sobre ellos
no pesarán impuestos, ni de importación, ni de operación.

          Países integrantes de la
OCDE, entre ellos Estados Unidos, Canadá y México, pagan distintas tasas de
impuestos, sólo para comparar: En Estados Unidos se paga aproximadamente un
16.5 porciento del total en impuesto sobre consumo de bienes y servicios, Canadá
paga un 27.4, y México alcanza un 30 porciento con su impuesto al valor
agregado.

          José López Portillo,
expresidente de México, dijo en una entrevista: “Si yo pudiera llegar a la
presidencia, aunque sea una semana, eliminaría el Impuesto al Valor Agregado
(IVA). El IVA causó que el gobierno mexicano cayera en una espiral
inflacionaria, yo fui el primer presidente que lo impuso y ese fue mi principal
fracaso, una verdad que me duele decirla”.

          Haciendo una reseña histórica,
el expresidente habló con la verdad, el fue el primer presidente en México en
aplicar un impuesto que grava por igual a toda la población, ricos y pobres, y
que no tiene equidad vertical, ni horizontal. Al aplicar tal impuesto, los
empresarios comenzaron a elevar los precios de sus productos, y se vino una inflación
que alcanzó y sobrepasó el 100%, le sobrevinieron devaluaciones y un caos económico
que cimbro la nación, provocando daños que duran hasta hoy.

          Hoy México es una nación
de impuestos elevados, un 35% en impuesto sobre la renta (ingresos), un 15% en
impuesto al valor agregado (consumo), un 2% en impuesto al activo (ahorro),
Seguro Social (impuesto galopante e incalculable), Infonavit (impuesto a
vivienda), SAR (ahorro para el retiro, impuesto al empleo). México es una nación
de muchos impuestos, los cuales desilusionan al empresario en establecer nuevas
empresas, incentivan la economía informal y por lo tanto la competencia
desleal, provocan la evasión de impuestos y por lo tanto campañas amargas,
amenazadoras e idiotas por parte del gobierno.

          México es un país de
impuestos, y aun así no ha salido del tercer mundo. ¿Donde están esos
impuestos?, ¿en carreteras de cuotas altas?, ¿en deuda publica estatal?, ¿en
devaluaciones?, ¿en campañas muy costosas de amenaza al contribuyente, ya sea
por televisión, radio o prensa?, ¿en la contratación de miles de auditores cada
año?.

          México es un país de
impuestos, y de ciudadanos que los desconocen, de ciudadanos que no protestaron
por un incremento del 50% en el IVA, de ciudadanos que no critican las políticas
fiscales de México, de ciudadanos que evaden al fisco porque es más fácil para
ellos pagar mordidas a los inspectores.

          La situación fiscal de mi país
tendrá que cambiar, ¿como?, enfrentando primero un reto político, cambiando a
los que hacen las leyes para que vean primero por la gente y después por sus
intereses personales, dejando el mercado libre para que los empresarios lo
hagan crecer. Es curioso leer constantemente en los periódicos, “El gobernador
tiene la meta de crear 25 mil empleos”, esa mentalidad debe de cambiar, el
gobierno no crea empleos, lo empleos los crean los empresarios, las industrias,
el comercio y los servicios, los burócratas son solo una carga fiscal más.

          Las políticas fiscales
cambiarán en mi país cuando ciudadanos comunes y corrientes entiendan los
impuestos, vean como se perjudican con ellos cuando estos son exagerados y
punitivos, cuando estos no se aplican parejo, cuando estos son robados, cuando
estos se destinan a pagar deudas externas que se generan por ineptitud de
gobiernos pasados y presentes. Habrá un cambio cuando se combata la corrupción
y el dinero le alcance mejor al gobierno, cuando se dejen de encarecer las
obras publicas con “mochadas” y prebendas, y se adelgace el aparato burocrático.

          Detrás de las políticas
fiscales y los impuestos radican muchas variables, actitudes y consecuencias.
Los impuestos deben de pagarse, en eso no hay duda, son parte del crecimiento
de una nación, pero estos deben de ser justos, deben de apegarse al mínimo y
enriquecedor criterio de Adam Smith, el cual pugnaba por un gobierno delgado y
una nación fuerte.

*Sergio
J. Zaragoza S., mexicano, 24 años de edad, Ingeniero Industrial y de Sistemas
egresado del Instituto Tecnológico de Monterrey, estudiante de la Maestría en Ingeniería
Industrial del mismo Instituto. Empresario en el ramo de la reconstrucción de
partes automotrices. Editorialista y escritor en varios periodicos y revistas de
circulación estatal y nacional.

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