De colas y rabos – Economia

De colas y
rabos.

            Tengo que confesarlo ante usted, soy
uno de los pocos miles de mexicanos que paga impuestos. Para ponerlo sencillo,
pago impuesto sobre la renta, el cual grava los ingresos de mi actividad
productiva; impuesto al valor agregado, el cual grava al consumo de mi familia,
empresa y persona; impuesto a la seguridad social, el cual es religiosamente
pagado al IMSS; impuesto a la vivienda, el cual se eroga para el
INFONAVIT;  impuesto de crédito al
salario, el cual grava obviamente al esfuerzo del trabajador, impuestos
especiales como los de autos nuevos, 
importación, los aplicados a los alcoholes y tabacos así como a otros
artículos de lujo y  podría proseguir
aburriéndolo y acongojándolo ya que al parecer mi lista no tiene fin.

            Aun con estos pagos que se elaboran
religiosamente a tiempo y en la cantidad correcta, estoy sujeto a revisiones
frecuentes, auditorias, notificaciones y demás molestias por ser una persona
con actividad productiva que genera empleos y recursos para este país.

            Así como yo pago impuestos, hay
millones de personas en México que no los pagan y aun así exigen que el
gobierno les resuelva los problemas más elementales a los que están sujetos en
su existencia y subsistencia. En materia de impuestos no se aplica el refrán
popular “o todos  coludos o todos
rabones”.

No busco con este articulo segregar por
actividad social, ingresos, raza, credo o partido político, tal y como lo están
buscando hacer muchos legisladores. Los impuestos no deben de ser materia de
segregación.

Lo que si es un hecho, es de que a la hora de
las exigencias, todos lo hacen por parejo, paguen o no impuestos. Por lo
general la voz de la mayoría se impone y la minoría que actualmente somos los
contribuyentes no alcanzamos a ver muchas veces el fruto de nuestros impuestos,
generalmente otros que no pagaron deciden que hacer con ellos.

            El gobierno tiene una tarea difícil
al querer determinar una equidad tanto horizontal como vertical en su gravamen
impositivo. Al decir horizontal me refiero a que sean iguales entre sectores
productivos, al pedir verticalidad se busca que las tasas sean equivalentes en
distintos rangos de ingresos.

            Bajo estas premisas nacen distintas
preguntas, ¿Si yo gano o produzco dos veces lo que gana mi vecino, debo de
pagar el doble de impuestos?, ¿Si mi vecino gana igual que yo pero está en el
sector salud, restaurantero o de transporte y yo en el manufacturero, deberá el
pagar menos que yo debido a que esta en un sector de alimentos o social?.

La respuesta se encuentra en la equidad, todos
debemos de pagar impuestos y todos debemos pagar impuestos por igual. La
actividad manufacturera es tan noble y genera tantos empleos como la actividad
intelectual de un escritor la cual ayuda a la educación y formación del
pensamiento humano.

            La principal meta de los impuestos
es la de transferir recursos de un grupo de la sociedad a otro en formas que no
estorben y a su vez faciliten el logro de metas económicas. Estas
transferencias de recursos facilitan el poder de compra de los individuos y se
debe de buscar que estas transferencias causen el menor daño posible en materia
económica y social.

            En nuestro país desgraciadamente el
grueso de la población no esta acostumbrada a pagar impuestos, existe un
analfabetismo fiscal, la gente no sabe qué impuestos paga, porque los paga y
como se beneficia de ellos o con ellos. Así como pocos pagan impuestos, son
pocas las personas que exigen que se apliquen correcta y eficientemente. Con el
pago de impuestos por cada mexicano productor de bienes y servicios, se tendrá
a una persona consciente y exigente de sus derechos adquiridos por ese pago.

            Es conocido el lamento de siempre: “mis impuestos son para que los políticos se
los roben”, bajo este pretexto se escudan miles de mexicanos para no ejercer
una obligación fiscal. Esta situación debe de cambiar, todos los mexicanos que
gocen de la protección y los beneficios del estado en materia económica deberán
de pagar impuestos.

            Es hora de que a los que si pagamos
se nos haga justicia y se llegue a la tan anhelada equidad. A largo plazo entre
más personas paguen menor será la carga fiscal de todos los mexicanos, a partir
de este esquema todos remaremos el barco y se terminara la carga injusta que se
venía aplicando a unos cuantos.

            Los argumentos hacia una parte de la
reforma fiscal como lo es el IVA en alimentos y medicinas polariza este asunto,
aún así es una injusticia que se desgrave por igual al filete de salmón noruego
que al kilo de frijoles o a la medicina contra la calvicie o arrugas que al
medicamento contra el SIDA o cáncer.

            En la Francia pre-revolucionaria del
monarca Luis XIV, un ministro de finanzas llamado J.B. Colbert definió a las
políticas fiscales como “el arte de desplumar a un ganso hasta obtener la mayor
cantidad de plumas con la menor cantidad de graznidos”.

            En México estamos llenos de gansos
muy emplumados y escuchamos ya los graznidos del desplumadero, el gobierno
quiere engordar sus ya flacas almohadas con más plumas, por lo pronto estaré
seguro de que de mis plumas ya no se van a ocupar por un buen rato y las pocas
que arrancaran con la redistribución de impuestos causaran leves graznidos de
mi persona, la costumbre hace el habito.

Las cosas nunca cambian en nuestro pais.

Articulo publicado en El Imparcial el 12 de Abril de 2001. De colas y rabos.